martes, 24 de julio de 2012

El Aguila vuela sobre la Tormenta


¿SABIAS QUE EL AGUILA SABE CUANDO UNA TORMENTA SE ACERCA?

El águila volará a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán. Cuando llega la tormenta, Extiende sus alas para que el viento las agarre y le lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta esté destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.

El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta.

Cuando las tormentas de vida nos vienen – Y todos nosotros vamos a pasar por ello, Podemos levantarnos por encima poniendo nuestras mentes y nuestra fe en Dios.

Las tormentas no tiene que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta que trae enfermedad, tragedia, y demás cosas en nuestras vidas. Podemos volar sobre la tormenta.

Recuerda, NO…. son los pesos de la vida que nos lleva hacia abajo, sino el cómo los manejamos.

Isaías 40:31 – “pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

LAS AGUILAS SE LEVANTAN

Nubes negras rodaron ominosamente encima de las colinas Occidentales, y lo rayos pasaron con suma rapidez a través del cielo. En un valle verde y fértil muy abajo, dos aves juntas en un gallinero reaccionaron de diferentes maneras. Aunque se parecían mucho, las aves realmente eran tan diferentes como del día a la noche.

La gallina, con su cabeza abajo y su pico ocupado en la basura del corral, aceleró a su paso cuando ella rasgando entre el desecho y la suciedad buscando gusanos, desperdicios, y pedazos de maíz.

Sabiendo que tiempo era corto, y que ella tendría que tomar pronto refugio en la seguridad del granero, ella trabajaba afanosamente para conseguir la comida antes de que la furia de la tormenta llegue plenamente.

Bastante extraña era la apariencia y las acciones del otro pájaro. Él se sentaba en un poste del cerco, su cabeza alzada hacia el cielo y sus ojos afilados penetrantes que escudriñaban hacia las nubes.

Estiró sus alas lentamente, y las ráfagas de viento casi lo alzaron de su travesaño. Era un espectáculo conmovedor ver la extensión maravillosa de sus alas y fácilmente se podía ver que las plumas de sus alas que antes habían sido recortadas para prevenirlo de irse lejos volando, habían crecido una vez más a su plena longitud. Era obvio que este pájaro no era una gallina.