martes, 1 de noviembre de 2011

"Las cintas en el Manzano"




Con la apariencia de preocupado un joven viajaba en tren. Había estado en la cárcel y ahora iba de camino a su casa. Su condena había traído vergüenza a su familia; nunca lo habían visitado y solo unas pocas veces le habían escrito, aún así él esperaba que lo hubieran perdonado.


Para aliviarle la cosa, les propuso en una carta que pusieran una señal, la cual pudiera ver desde el tren al pasar por la pequeña casita, esto, para saber como se sentían con él.

Si le habían perdonado, tenían que poner una cinta blanca en el manzano de la casa.En el caso de que no lo quisieran tener de nuevo en su casa, no deberían hacer nada. Entonces él se quedaría en tren y seguiría.


Cuando el tren se acercaba a su ciudad paterna, se puso tan nervioso que no se animaba a mirar por la ventana. El pasajero del lado conociendo su drama, miró por él. Poco tiempo después él puso su mano sobre el brazo del joven y le susurró con lágrimas en los ojos:”Allí está el manzano, todo está en orden. Todo el manzano está lleno de cintas blancas”.


En ese mismo instante desapareció toda la amargura que estaba envenenando al joven. Más tarde el acompañante comentaba:”Sentía como si hubiera presenciado un milagro”. 
Y quizás, en verdad, era un milagro.


Así tu perdón puede dar a la persona que lo necesita, una nueva vida. También puede ser que el perdón de otra persona hacia tí, sea la clave para una nueva vida. Por eso Jesús muchas veces hablaba del perdón. He aquí algunas de las palabras de Jesús sobre el tema: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial, más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Mateo 6:14-15

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