martes, 24 de julio de 2012

LAS AGUILAS SE LEVANTAN

Nubes negras rodaron ominosamente encima de las colinas Occidentales, y lo rayos pasaron con suma rapidez a través del cielo. En un valle verde y fértil muy abajo, dos aves juntas en un gallinero reaccionaron de diferentes maneras. Aunque se parecían mucho, las aves realmente eran tan diferentes como del día a la noche.

La gallina, con su cabeza abajo y su pico ocupado en la basura del corral, aceleró a su paso cuando ella rasgando entre el desecho y la suciedad buscando gusanos, desperdicios, y pedazos de maíz.

Sabiendo que tiempo era corto, y que ella tendría que tomar pronto refugio en la seguridad del granero, ella trabajaba afanosamente para conseguir la comida antes de que la furia de la tormenta llegue plenamente.

Bastante extraña era la apariencia y las acciones del otro pájaro. Él se sentaba en un poste del cerco, su cabeza alzada hacia el cielo y sus ojos afilados penetrantes que escudriñaban hacia las nubes.

Estiró sus alas lentamente, y las ráfagas de viento casi lo alzaron de su travesaño. Era un espectáculo conmovedor ver la extensión maravillosa de sus alas y fácilmente se podía ver que las plumas de sus alas que antes habían sido recortadas para prevenirlo de irse lejos volando, habían crecido una vez más a su plena longitud. Era obvio que este pájaro no era una gallina.


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