Todos venimos esperando que Dios nos hable. Hoy va a tener una respuesta para su vida. El tema que quiero compartir habla acerca de la fe sobrenatural; ésta es una decisión.
Esta mañana hablaba con un vendedor de una empresa y le preguntaba cómo estaba la situación y comenzó a hablar lo que todo mundo habla hoy en día. El decía: “Lo que nosotros como vendedores tenemos que hacer es mantener una motivación interior, porque si salimos negativos, pues de por sí las circunstancias no ayudan, y si salimos así, menos vamos a alcanzar un resultado”.
Esta persona es creyente, y aunque tal vez no era lo que reflejaba, lo que se sentía en sus palabras era una falta de esperanza.
Son tiempos en donde tiene que aprender a ordenarse, a vivir de una manera distinta, pero principalmente son tiempos en los que Dios está formando algo dentro de nosotros. Dios no es un Dios que improvise. Desde antes de la fundación del mundo, Él ya tiene un plan para ti. El tiene todo calculado en tu vida, pero debemos saber qué es lo que El tiene para nosotros.
Cuando hablaba con mi vendedor, recordé que la Biblia no es un libro que habla de Dios, sino en el cual Dios nos habla a nosotros.
¿A dónde tenemos que ir nosotros? “Señor, ¿a dónde iremos si solamente tú tienes palabras de vida eterna?”. Y cuando se presentan momentos de prueba, sólo podemos ir a una persona y es nuestro Señor, quien nos habla a través de su Palabra.
¿A dónde tenemos que ir nosotros? “Señor, ¿a dónde iremos si solamente tú tienes palabras de vida eterna?”. Y cuando se presentan momentos de prueba, sólo podemos ir a una persona y es nuestro Señor, quien nos habla a través de su Palabra.
Conforme iba tratando de entender lo que Dios ponía en mi corazón, me puse a pensar que no era el único que estaba pasando esa situación, necesitamos escuchar departe de Dios algo para que cuando salgamos de aquí, llevemos una esperanza, algo que nos diga que el día de mañana será mejor. Cuando logramos desarrollar en nosotros la fe sobrenatural, eso sucede. Todos tenemos una medida de fe. La diferencia es cuánto usamos la fe que tenemos.
Podemos poner la fe en las cosas, en las personas, en las circunstancias, pero también la podemos poner en Dios que es el que gobierna sobre las cosas, las personas y las circunstancias. Nuestro problema es que nos gusta tener los pies sobre la tierra. Cuando estamos enfermos, en vez de venir a Jesús, lo primero que hacemos es ir al médico y toda la medida de fe que tenemos, la depositamos en Él.
De repente, se topa con uno que dice: “Le quedan tres semanas de vida,” pero ¿qué hay de lo que dijo Jesús que por sus llagas fuimos curados? Muchas veces, depositamos nuestra fe en las canastas equivocadas. Nos gusta tener los pies sobre la tierra, pero Dios nos dio algo especial, una fe que cuando la depositamos en Jesús, se convierte en una fe sobrenatural que trae cambios en nuestra VIDA.
Hechos 3:1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
Vamos a leer una historia muy interesante que nos habla la Palabra. Esta historia maneja dos actores principales. El que sobresale aquí es Pedro y el segundo, el cojo. Estaba la persona que siempre lo llevaba a esa puerta, y ahí él venía y comenzaba a hacer lo único que sabía: depender de la caridad, de la lástima de otras personas.
Tratemos de imaginarnos quién era el cojo. Era una persona limitada por la
situación en la que vivía. Hay quienes no son cojos físicamente, sino son personas limitadas por cosas de la vida. Alguien los trató mal, les dijo que jamás saldrían adelante y al igual que el cojo de esta historia, están limitados; simplemente y sencillamente llevan su vida. ¿Quién era este cojo? Era alguien limitado para beneficio de otro.
situación en la que vivía. Hay quienes no son cojos físicamente, sino son personas limitadas por cosas de la vida. Alguien los trató mal, les dijo que jamás saldrían adelante y al igual que el cojo de esta historia, están limitados; simplemente y sencillamente llevan su vida. ¿Quién era este cojo? Era alguien limitado para beneficio de otro.
Siempre hay alguien que se aprovecha de la desgracia de los demás. En el caso del cojo, me imagino que el que lo llevaba todos los días y lo recogía, le pedía que compartiera lo que recibía ahí. En el tiempo de dificultad siempre hay alguien que se aprovecha. El cojo era uno acostumbrado a pedir, a vivir de la caridad de otros.
No sé si conoce a personas que se sienten inhabilitadas para salir adelante, siempre están esperando que alguien les ayude, les abra una puerta, les dé una limosna. Esa oportunidad que no tomó en ese tiempo, ese mal negocio en el que perdió todo, lo puso en una posición de pararse a ver quién le da una limosna, o quién tiene caridad para con él. Es alguien que se acostumbra a vivir escaso y ese es un cojo. ¿Quién más es un cojo? En este caso, era alguien que no conocía otro tipo de vida que una llena de lástima ymedigar.
Triste la historia del cojo, y de ciertas personas que teniendo todo para salir adelante, están limitados.
Hoy en día, las circunstancias que se están dando; de alguna manera, están influenciando para que todo el mundo se sienta de esa forma. Las puertas están cerradas, no ve un futuro promisorio, y ¿qué hace? Se sienta a ver quién le tira una monedita. ¿Quién es ese cojo? Es alguien que siempre espera algo de los demás.
Si eres una persona que siempre anda esperando algo de alguien, muy probablemente tienes limitaciones. Si eres alguien que anda esperando que le den una oportunidad de trabajo, cómo te apalancas para subir a otro lugar, muy probablemente estás en la posición del cojo. ¿Quién está en esa posición? Alguien que está necesitado. La gente cae en una situación que no le permite salir adelante y en este caso, lo primero que el enemigo quiere hacer es sembrar en ti ese espíritu. Un cojo que lo único que quiere es que alguien le tire una moneda para salir adelante.
Contrario a esto, podemos ver al segundo personaje en esta historia. Hechos 3: 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Tu fe obra en lo sobrenatural, recuerda que la fe es por Jesús, nadie más. No hay cosa, situación, personas, nadie más; es Jesús. Creer, decidir y tener una fe sobrenatural no depende de Dios, El ya lo puso en el paquete. Ahora tienes que echarlo a andar, esta es tu oportunidad. En vez de ver lo que no es posible, mira lo que sí y más allá de lo que tú esperas.
Cuando terminaba de hablar con mi vendedor, lo único que pude entender fue algo: El en ese momento, necesitaba que alguien le extendiera la mano diciendo: “Levántese y ande”. Y esa fe sobrenatural se desarrolla cuando crees que la Palabra que Dios tiene para ti es algo en lo que debes aferrarte.
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